domingo, enero 24, 2010

Conversaciones con uno mismo


-Quiero escribir algo
-¿Y qué esperás?
-No se que escribir
-No me vengas con eso de la mente en blanco…
-Es una realidad, estoy falto de inspiración…
-Tomá una mínima idea y desarrollala… no subestimes los temas simples.
-Es una especie de presión interna que puja y puja, cerrándole la puerta a las palabras.
- Mirá una película, lee un libro, caminá. Tenés que ejercitar los pensamientos. No surgen de la nada.
-Veo películas, leo libros y camino bastante… no creo que ese sea el problema.
-¿Alguna idea de cuál puede ser el problema?
-Tengo algunas en mente…
-¡Ajá! Tu mente no está en blanco, está ocupada.
-Puede ser, no se… me puse a pensar en el tiempo.
- ¿Qué problema hay con el tiempo?
- Es irritante, pero lo hace sin querer.
- ¿Por?
- Lo imagino como una larga carrera. Nos la pasamos corriendo, sin parar. Aun cuando paramos nuestra mente sigue corriendo. Y cuando realmente dejamos de correr, no nos damos cuenta.
-Bueno, el hecho de que le estés dando personalidad al tiempo ya es un problema de base. No le des tanta importancia, tenelo como aliado, no como enemigo.
-¿Vos cómo te inspirás?
- Antes que nada, no pienso en cómo inspirarme. No hay que buscar lo extraordinario, hay que actuar naturalmente. La espontaneidad es un valor a tener en cuenta. Tomá la primera palabra que te surja y empezá a tejer alrededor.
-Es difícil cuando uno complota contra si mismo.
-Generalmente eso sucede cuando una parte de nosotros tiene algo que decir y no la dejamos. Entonces, en represalia, nos hace un piquete mental.
-Me gusta eso del piquete mental.
-No trates de abarcar todo y esperar que los sueños te den una idea. Hacé un filtro, selecciona y dale el cien por ciento de apoyo a esa elección.
-Me asusta un poco eso del cien por ciento.
-¿Por qué?
-Por temor a no obtener resultados. Si das todo, ¿qué queda después?
-No te preocupes, a diferencia del banco central, el ser humano tiene buenas reservas. A veces están escondidas, no las encontramos simplemente. Pero en los momentos difíciles aparecen.
-Bueno, a veces me pasa eso de rendir mejor cuando estoy en apuros.
- Claro, estás apretando contra la pared al piquetero mental. Alguien tiene que ceder en algún momento.
-Así es…
-¿Un poco mejor?
-Un poco
-Cualquier cosa me llamás, me voy a dormir la siesta.