martes, mayo 25, 2010

El final de Lost


Después de seis años y con un final polémico concluyó una de las series que marcaron la historia de la televisión moderna. Probablemente, desde sus respectivos géneros, historias como la de 24 o Seinfeld puedan ser ubicadas dentro de la misma jerarquía. El rotundo éxito fue mayor en el exterior que en su propio país, más allá de los 13 millones de espectadores que vieron el capítulo final. En las últimas temporadas, la serie creada por J.J. Abrahms –y actualmente orientada por los productores y guionistas Damon Lindelof y Carlton Cuse- había decaído en los niveles de audiencia, pero seguía manteniendo un grado de aceptación importante (sobre todo en Internet, y eso se tiene muy en cuenta). Como decía, el final fue polémico. En la mayoría de los foros y páginas de fanáticos, las aguas estaban divididas. Mientras algunos agradecían lo generado por la serie en estas seis temporadas, otros se mostraban defraudados por la incapacidad –o falta de deseo- de los guionistas por revelar la gran cantidad de misterios que se habían puesto sobre la mesa en estos años. Muchos han definido –creo que correctamente- a la serie como una historia de cuestionamientos más que de soluciones. Lo fue así desde el primer momento y ése fue el factor clave para sumar tantos adeptos. Justamente, la temporada que aportó más respuestas fue la más criticada por los seguidores. El fenómeno Lost ha provocado que millones de personas en el mundo elaboren teorías que respondan a los misterios de la isla, sin contar con el hecho de que la respuesta elegida sería “una sola” –esto es discutible- y diferente a la de todos los demás. No es descabellado pensar que muchos se iban a sentir molestos por esto. En este sentido, se eligió el camino de responder en forma mesurada, porque ésa es justamente la esencia de la historia y, ¿por qué no?, del ser humano. ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? Preguntas que tienen su origen en el comienzo de la humanidad y que hoy en día no encuentran respuestas concretas. Esto es Lost. Seguramente haya sido la primera ficción que tuvo como protagonista a un lugar: la isla. Correctamente se podría también establecer la línea argumental a partir de un único personaje: Jack. Tal vez no sea el más admirado por los fanáticos, pero es seguro que fue protagonista de los dos planos más importante de la serie: el primero y el último. ¿Es la realidad alternativa un purgatorio? Es una posibilidad. ¿Fue real la isla? Si. Todos mueren eventualmente y cada uno desde su respectivo rol. Pero como en casi toda serie o película estadounidense, es requisito fundamental que haya un final feliz y un héroe a quien aplaudir. Este final los reúne a todos en un tiempo no definido, en un lugar sobrenatural. “No hay un ahora”, decía Christian Shephard, padre de Jack. Todos vivieron su vida hasta cierto punto. Jack muere en la isla, salvándola tal como lo había prometido. Hugo y Benjamin se encargarán de protegerla. ¿Desmond? Es una incógnita. Según Ben, hay maneras de salir de la isla, así que se puede asumir que logró reunirse con su familia. Kate, Sawyer, Lapidus, Miles, Claire y el ahora mortal Richard Alpert, lograron salir y continuar con su vida (sin que sepamos cómo). A primera vista puede ser un final que deja más dudas que certezas y un sabor más agrio que dulce, pero con el tiempo puede asimilarse de una mejor manera. Una de las grandes dualidades que plantea la serie es la de ciencia y fe. Evidentemente es esta última la que predomina. El problema de muchos seguidores es que esperaban un final más racional. El factor razón de esta serie –y en muchos otros ámbitos- no está en la respuesta sino en el planteamiento de la pregunta. La discusión se puede plantear en diferentes niveles de profundidad. Se puede analizar la serie como una historia de personajes que tienen un factor común: una vida sin rumbo y en soledad. La experiencia isleña los obliga a replantearse la dirección de ese rumbo que indefectiblemente parecía desviado. ¿Redención? ¿Paz interior? Jack lo muestra claramente cuando dice que no puede irse de la isla porque siente que algo le falta. Cada uno a su manera ha encontrado respuestas a sus propios planteamientos y creo que ese es el objetivo para los fans: encontrar su propia respuesta, que seguramente será diferente a las de los demás.

martes, mayo 04, 2010

John Katzenbach en la Feria del Libro


“El mundo de los periódicos es como el básquet: se necesitan buenas piernas para saltar. Yo me estaba haciendo viejo y mis piernas ya no daban para más”. Con esas palabras respondió el estadounidense John Katzenbach -autor de los best sellers El psicoanalista y La historia del loco- por qué decidió dejar el periodismo diario para abocarse al mundo de las novelas. El aclamado escritor norteamericano brindó una charla en la 36ª Feria de libro de Buenos Aires con la coordinación de la periodista Patricia Kolesnicov. Luego de firmar ejemplares durante aproximadamente dos horas, Katzenbach acudió a la sala José Hernández para responder las preguntas de Kolesnicov y atreverse, luego, a saciar las dudas de algunos de los tantos jóvenes y adultos que colmaron el lugar. Su voz es pausada y grave y puede llegar a generar cierto escalofrió en aquel que lo escucha (sobre todo si leyó alguno de sus libros). Durante la charla, el autor contó los pormenores que dieron origen a algunas de sus obras y ciertas circunstancias curiosas que le generaron un poco de nerviosismo. El hecho que más le llamó la atención fue que se hayan encontrado ejemplares de su libro “Retrato en sangre” en las casas de algunos asesinos (no sólo leyeron el libro, también lo subrayaron y escribieron comentarios al margen).

Siendo invitado en una de las capitales del psicoanálisis, prácticamente se vio obligado a contar cómo se le ocurrió la idea de su más famoso libro: “Bueno, mi madre es psicoanalista, y un día le pregunté si alguno de sus pacientes le había jurado venganza por haber hecho mal su trabajo”. Su madre le respondió que no, pero que algo similar le había ocurrido a un amigo. John llegó a su casa y una de las primeras cosas que escribió fue: “Feliz cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte”

Por otro lado, dio su impresión acerca de las adaptaciones cinematográficas que se hicieron de algunas de sus obras (The mean Season, Just Cause, Hart’War) y sus comentarios no fueron muy favorables: “Es difícil subirse a una limusina e ir a un programa para promocionar la película sabiendo que vas a tener que mentir”. Antes de dar su opinión preguntó si había algún representante de MGM o Warner Brothers en la sala. Luego de escuchar la risa general, sostuvo que el fallo estuvo en la realización del guión, que le daba a la película (se refiere mucho más a Hart’ War) un sentido diferente al del libro. Sin embargo, confiesa que vio ciertas escenas que le hubiera gustado tener en su obra.

Kolesnikov le preguntó acerca de su próximo trabajo, El profesor, que verá la luz en agosto. A pesar de que a Katzenbach no le gusta contar demasiado la trama de sus libros, relató una breve sinopsis que, como mínimo, llama a la curiosidad. También, irónicamente, sostuvo que está pensando seriamente en escribir novelas de vampiros enamorados: “estoy seguro de que va a vender bastante”.

Buscando indagar en su lado más íntimo, se le preguntó cuáles eran sus miedos. En un intento por esquivar el sentido de la pregunta, comenzó a enumerar una serie de libros que le causaron temor durante su infancia. Ante la insistencia de la periodista argentina, el escritor afirmó que le dan miedo aquellas cosas que él no puede controlar y que afectan a sus seres amados.

Por último, un joven del público le preguntó qué pensaba de todo el revuelo que generó su llegada (dos horas de firmas y mil personas escuchándolo y siguiéndolo por toda la feria). Con humor, dijo que seguramente sus amigos no le van a creer y que en la próxima Copa del mundo, cuando su “mediocre” selección pierda en primera ronda, ya sabrá a qué equipo alentar.