sábado, diciembre 18, 2010

Estereotipos


Estereotipos. Tengo un pensamiento recurrente al ver a determinado tipo de personas. Y cuando hablo de “tipo de personas” me refiero a aquellas que encajan perfectamente en un molde. Se diferencian por detalles perceptibles superficialmente, pero en esencia -en lo profundo- son prácticamente iguales. Y ahí caigo momentáneamente en la idea de sentirme especial por no encajar en ese molde. Peeeero, sin embargo, rápidamente muchos de esos pensamientos, sensaciones, imaginaciones que uno tiene cotidianamente y que no se las cuenta a nadie, son también reconocibles en otro tipo de persona. En otro molde. Y ahí caigo en la conclusión de que no somos tan especiales. De que somos fabricados en distintas fábricas. Puede llegar a ser frustrante el hecho de que algún pensamiento íntimo sea tan poco original. “¿Qué onda? ¿Soy uno más del montón?” Probablemente en Corea, Guayana francesa o en el Congo belga hay alguien que está escribiendo lo mismo, o algo parecido. En algún momento me molestaba, ya no. No se ofenda algún psicoanalista, pero me los imagino descifrando el tipo de molde en la primera sesión para luego seguir las pautas del manual. Somos predecibles. Algunos más, otros menos. Incluso los que se hacen los rebeldes tatuándose al Che Guevara o llevando una remera con su cara, caen en otro tipo de estereotipo: “¡Soy un salame que me hago el rebelde y no tengo ni idea de quien es el Che Guevara, pero es cool, man!