Caminando por paisajes de plástico. Entes de cera con un andar mecánico. Música de colores, olores alegres desprendiéndose de pasteles de manzana. Día soleado derritiendo el chocolate que sobresale de la boca de los niños. Miradas fijas, sonrisas artesanales, risas que surgen de los parlantes del corazón. Grandes carretas con pequeños caballos galopantes mientras las cabezas imitan su movimiento. Tristes Arlequines saltarines, simulando alegría frente a los ojos reales. Antigua modernidad representada por los actores de la vida. Bailes callejeros en un aire denso. Agua salada que cae por los rostros, mientras estos siguen cantando y bailando al compás de la melodía sarcástica. Chispas que surgen de los cuerpos motorizados, quienes siguen tocando y bailando sin importar el próximo hundimiento. Chocolate ya derretido le da un tinte diferente a las caras sucias de los pequeños engendros de la naturaleza humana. De repente todo es silencio, el aire se vuelve más denso, cesa el movimiento, las luces se apagan. La noche ha llegado y los sueños esperan por un nuevo día. Los niños y adultos duermen y sus ojos se convierten en cuartos que encierran nuevos bailes. El amanecer no tarda en llegar, el ciclo vuelve a empezar.
lunes, enero 14, 2008
lunes, enero 07, 2008
Ojos
Los ojos. Separados de su cuerpo. Instigadores de las acciones humanas iluminan los caminos circulares recorridos por seres no pensantes. Toman vida propia resguardando el verdadero sentido de su existencia, simulando pensamientos confusos para los otros. Inteligencia sobreexpuesta por lágrimas que denuncian las estrategias más perversas y los sueños corrompidos por la bondad de los suspiros ajenos.
Ojos diferentes. Ojos que al observarlos te cuentan cosas. Miradas capaces de decidir acciones de extraños y conocidos. El parpadeo es el respiro de los ojos así como también la única puerta que al cerrarse te abre el nuevo mundo de los sueños. Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Ellos no mienten.
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