sábado, junio 05, 2010

Una voz en la pantalla

A punto de recibirse de Licenciado en Letras, Franco Torchia ya cuenta con una amplia trayectoria en los medios de comunicación. La voz del exitoso programa Cupido nos cuenta su experiencia.


Uno más. Pero no es uno más. Está sentado junto a los alumnos y se lo nota nervioso. Va llegando gente al baile y él observa. Tras la presentación de rigor, con curriculum vitae de por medio, Franco Torchia se para frente a una clase expectante. Su pasado llama la atención, sobre todo a los jóvenes, pero aún así es difícil reconocerlo. Hasta que habló. Esa voz sí se la reconoce.

Franco Torchia tiene 34 años. Comenzó su carrera a los 17 en un programa de cable de la ciudad de La Plata, su lugar de origen. Sin embargo, el salto lo dio al convertirse en productor de Maratón VJ, un programa que emitía la señal de cable Much Music y que según él fue una de sus mejores experiencias en los medios: “Era un programa que tenía identidad, aún cuando no había tantos recursos”, recuerda.

Le cuesta empezar a hablar. Mueve sus manos con nerviosismo, las estira, las aprieta. Intenta relajarse. Su cuerpo dice una cosa, pero su voz dice otra. Es su seguro a todo riesgo. A medida que pasan las palabras y las preguntas de los alumnos, el cuerpo se pone en sintonía con la voz. Ya está equilibrado.

Después de Maratón VJ, se le presentó una oportunidad en otro programa del mismo canal. Se llamaba Cupido y, básicamente, consistía en reunir en el estudio a dos personas –un chico y una chica- para que se conozcan. El problema era que no podían verse. Era una especie de cita a ciegas en vivo y en directo, con un locutor como intermediario. “Al principio entré como productor, pero luego hicieron un casting para la voz y quedé yo”, afirma. Pero rápidamente aclara que, en realidad, era más barato que quede él.

Programa va, programa viene, el ciclo se convirtió en un éxito. El boca en boca lo convirtió en un programa de culto de la televisión argentina. Para los jóvenes, era gracioso; para otros, muy polémico. Las llamadas de los televidentes, que se burlaban de los participantes, acentuaron las críticas. Sin embargo, Torchia defiende al programa y destaca la libertad que tenían para hacerlo: “Nosotros no filtrábamos los llamados telefónicos ni tampoco hacíamos casting. Si venía alguien poco agraciado físicamente no le podía decir que no. ¿Por qué le voy a decir que no?”, pregunta efusivamente. Cuándo se le consulta si hoy en día se arrepiente de algo, agradece esta “oportunidad histórica” para descargarse y decir que lamenta no haberle exigido a los encargados de prensa que muestren cómo se producía el programa realmente. Hoy, más allá de que dejó de emitirse en el 2003, Cupido sigue haciendo furor en las redes sociales y en portales de videos como YouTube.

Fueron tres temporadas y el éxito se sintió: “Tres años seguidos, sin descanso, todo demasiado junto, vertiginoso. No tuve tiempo para pensar”. La adrenalina del vivo lo consumía, pero le gustaba lo que hacía porque le hacía acordar aquellas épocas en que miraba -escondido- a Roberto Galán conduciendo “Yo me quiero casar ¿y Ud.?"

Durante un año y medio fue director de contenidos de Microshow.com, una señal de televisión por Internet. Califica a la experiencia como “muy interesante”. En la actualidad, trabaja en el área multimedia de la revista Ñ, de Clarín: “Es diferente, tiene un mecanismo más sutil. Un espíritu más elegante del mensaje y el lugar”, asegura. Se siente bien, pero sabe que debe cambiar algo: “Todos notan que corro más rápido que el resto, y a veces se aprovechan de eso”, afirma con cierta sorna en su mirada.

Antes de irse, ante el pedido de los alumnos, pregunta el nombre de dos jóvenes; prepara la garganta y suelta la frase que caracteriza a la voz de Cupido: “Maggie y Javier, conózcanse”.