lunes, febrero 18, 2008

Sueños de Altamar


Sueños. Metas a cumplir, una combinación de ansiedad y miedo. Cambios de aire, nuevas mareas y próximos acontecimientos. Caras desconocidas, un ambiente anónimo.
El barco parte y sus tripulantes no conversan. Una normal sensación de temor ante lo desconocido, una total ignorancia por no saber si más allá hay tierra o no. Hasta que las primeras palabras se chocan entre sí, de forma torpe, y se dan cuenta de que el punto de llegada es el mismo. Tormentas de agua pesada, ensordecedoras, y el mayor de los tripulantes no se esconde, la aprecia con los ojos bien cerrados, con la mirada hacia arriba, en un momento en el cual todo es tan calmo como el día menos ventoso. Sus compañeros lo observan, sin hablarse entre sí, escondidos, pero con un reflejo de admiración en sus ojos. La tormenta cesa, todos salen de su escondite. El mayor de los tripulantes vuelve a trabajar, mientras sus cómplices sonríen entre sí. Voces comienzan a entrelazarse, risas y charlas se vuelven un sonido armonioso. El viejo tripulante se dirige a proa mientras el sol renace.