sábado, junio 21, 2008

El escribir


Hoy arranco de la manera menos recomendable. No se de que hablar y por eso voy a comenzar a escribir a pesar de mi bloqueo mental – probablemente producto de no parar de estudiar – y vamos a ver como fluyen las palabras. Me gustaría saber en qué se inspira cada uno a la hora de escribir, si es que lo hace regularmente. Personalmente suelo pensar en algún tema que fue protagonista en mi semana. La peor parte es cuando uno se sienta a escribir y ve que el blanco de la hoja impone demasiado respeto. Generalmente cuando las primeras palabras son plasmadas, el resto fluye de manera más natural y es en ese entonces cuando uno siente que cada letra encaja a la perfección. Lo más importante es que al finalizar el texto, ese mensaje este claro. Como decía, luego de elegir un tema recurrente, comienzo a pensar en todo lo que no dije sobre el mismo. Es cierto que a veces caigo en la repetición, pero todos sabemos que hay ciertos tópicos que influyen demasiado en nuestra forma de pensar sobre todo en momentos o épocas determinadas. No hice un análisis demasiado exhaustivo, pero supongo que debe haber autores que tienen una especie de “períodos temáticos”, algunos mas cortos y otros más largos (hay escritores que hablan toda su vida sobre lo mismo). Al mencionar esto de escribir lo que uno no dice, podría establecer dos categorías. El escritor hablador, aquel que dice lo que escribe o escribe lo que dice y el escritor mudo – mi caso – que probablemente aproveche la oportunidad que le brinda la escritura para descargar o expresar de alguna manera sus pensamientos. Es inevitable pensar en las propias experiencias para elaborar ideas “generales”. Todos somos muy diferentes, pero a su vez somos todos iguales (o casi). Por eso muchas veces lo que escribe uno repercute en el otro, se genera esa sensación de identificación con la palabra ajena y esa es, probablemente, la razón principal por la cual uno tiene escritores o libros predilectos.
Cambiando un poco de tema, vieron cuando uno dice: tengo tantas cosas para hacer que no se por donde empezar. Uno lo podría aplicar al estudio, a los quehaceres domésticos o, porque no, a determinados gustos que uno se quiere dar. Desde que empecé la carrera me repiten constantemente lo importante de leer, de incorporar conocimiento, de tener herramientas para sobresalir y, en el caso de los periodistas, de ser una fuente de información. Hay tantas cosas por leer que uno no sabe por donde arrancar. La peor sensación es la de la resignación antes de empezar o el apuro por leer mucho sin incorporar realmente esa magia que entra por nuestros ojos (magia de todos los colores). Como en todo aspecto de la vida, el orden es fundamental y aquí sí podría unir los dos temas de hoy. Es necesario establecerse pautas a seguir, cumplir un proceso que nos guíe hacia un objetivo final. Algo que estoy aprendiendo de a poco es a estructurar ciertas cosas. No es un proceso que uno aprende de un día para el otro, generalmente son los fracasos los mejores maestros. Ante tanto fracaso, uno finalmente aprende (tras tropezar con la quinta piedra). Asi que, si tienen ganas de comentar algo, cuenten cómo se inspiran a la hora de escribir. Saludos y hasta la próxima.

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