sábado, junio 14, 2008
El plan perfecto
Hace tiempo que estoy pensando en los objetivos que se plantean las personas a la hora de encarar cada día. Entonces llego al momento en el cual veo un determinado plan, inconsciente en cada uno, que nos motiva a dar el siguiente paso para no estancarnos en la falta de ideas. Hago un rápido recorrido por mi mente y relaciono a este plan con la búsqueda de la felicidad. Como todos sabemos, el ser humano es increíblemente insatisfecho. Sabemos que si le falta una porción a la torta, no es torta o, por lo menos, no es esa imagen perfecta que tenemos de una torta. De ese modo, nuestro comportamiento a lo largo del día se basa en encontrar esa porción perdida o, dicho de otra manera, de rellenar ese vacío que alguien o algo nos arrebató. La rutina es siempre la misma, en cuanto a nuestras acciones. Pero ciertas palabras y detalles marcan la diferencia entre una persona en un momento determinado y la misma persona en otro momento. Distingo entre estas dos personas, ya que suele suceder que a veces encontramos la porción perdida, pero al rato nos damos cuenta que, mientras buscábamos (y al encontrar nos sentimos realizados), otro factor sorpresa se robó otra porción diferente. De ahí surge mi idea de constante insatisfacción. Pero creo que hay que tomarlo como algo positivo, porque ¿Qué sería de nosotros si llega el momento en el cual nos encontramos completamente realizados? ¿Cuál sería el objetivo de nuestro plan? La insatisfacción es una bendición que debemos tomar como algo natural, pero no como algo mortificante. Como verán, hoy es un día en el cual me levante con cierto aire de positivismo, quizás mañana veo esta insatisfacción como una puñalada constante, nunca se sabe. El hombre nunca deja de pensar. A veces veo estos programas que manejan archivos y compaginan diversas declaraciones de las personas. Se terminan burlando de la falta de concordancia entre ciertas opiniones (reconozco que yo también me río bastante), pero creo que eso es algo normal. Uno no piensa siempre lo mismo, la experiencia va cambiando tu mirada y eso es un proceso natural. A Borges le preguntaban en las entrevistas siempre las mismas cosas y él respondía siempre cosas diferentes. Los periodistas, indignados, le terminaron preguntando por qué se contradecía todo el tiempo y él dijo que uno nunca debe dejar de pensar y esto conlleva abrirse a la posibilidad de nuevas ideas. Volviendo al tema de la búsqueda, se plantean dos posturas opuestas (¿cuándo no?). Están quienes dicen que uno no debe buscar, ya que la vida (¿o el destino?) se encarga de todo y si las cosas pasan o no, es porque debe ser así. Y están aquellos que apoyan la idea de ir a buscar lo que nos falta, de estar buscando constantemente esa porción de la torta, porque sino estaríamos incompletos.
El otro día me dijeron: “vos pensás demasiado, hay ciertos cosas que fluyen solas” (refiriéndonos al tema “loveee”) y puede ser, determinadas situaciones no deben ser racionalizadas, pero en este momento de mi vida soy así. Igualmente, como dijo Borges, sigo pensando, sigo viviendo, sigo experimentando y ¿por qué no? Sigo cambiando de idea.
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