sábado, noviembre 15, 2008

T.i.e.m.p.o


Mi abuelo tiene una teoría que está relacionada con el paso del tiempo. Obviamente su idea no tiene carácter científico, es una mera suposición, pero se lo ve fuerte en su creencia. Y francamente me estoy convenciendo cada vez más de que este fenómeno se está produciendo. En realidad, cada vez que surge este debate que plantea la posibilidad de que el tiempo pasa más rápido, yo suelo decir que estamos viviendo en una sociedad sin freno, que vive corriendo, incluso en sus sueños. Esta vorágine genera mucha actividad y a su vez mayor concentración por parte de las personas, quienes se desentienden del lento paso temporal. Entonces, cada vez que vemos ese aparato atormentador llamado reloj, sentimos que el “tiempo paso volando” y que la vida, aquella que en apariencia se muestra eterna, es una simple cuenta regresiva. Me asusta pensar en esto. Creo que, a pesar de que un poco de filosofía o tener dudas existenciales y de vida genera reflexión, me estoy dando cuenta que la acción es fundamental y si miramos el reloj luego de un día provechoso, repleto de actividad, con rutina y sin ella (acuérdense de los pequeños detalles que marcan la diferencia), creo que no debería importarnos esta cuenta regresiva. Es verdad, esto nos presiona, pero solo si nuestra conciencia le da importancia. Hace poco escuché a una persona que decía que un poco de locura hace bien y que en la vida hay que plantearse objetivos alcanzables y a corto plazo. El único objetivo a largo plazo que me podría plantear es el de llegar a la vejez y morir satisfecho, aunque tampoco debería pensar en eso.
Si se ponen a pensar, este rápido paso del tiempo no solo se nota al finalizar el día, sino también cuando recordamos algún evento pasado y no podemos creer que haya pasado tanto tiempo. Sobre todo porque nuestra memoria almacena hasta los detalles más olvidables de tales acontecimientos, y los percibimos como si los estuviéramos realizando nuevamente. La tecnología y su avance es otro factor, otra causa. La sociedad pos modernista se encuentra en un estado de enajenación absoluta (como yo en este momento, puede pasar una manada de leones detrás de mí y no me voy a dar cuenta). Heidegger decía que esta sociedad tecnológica tiene un pensamiento calculador y que, con la capacidad de la “serenidad”, o sea, la posibilidad de tomar la tecnología como herramienta y no como forma de vida, nos ayudará a desarrollar un pensamiento meditativo y reflexivo. Me fui por las ramas, lo se, pero supongo que les pasará que cuando escriben ramifican ideas, como si fueran raíces, y van generando nuevas, relacionadas entre sí, sin llegar a una conclusión bien definida. Las conclusiones no siempre son necesarias, la apertura a nuevas posibilidades sí.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

He leído atentamente algunos de tus posts y creo que son muy reflexivos e interesantes.No he visto que tengas banner para poder enlazarte en mi espacio,no obstante te seguiré y espero que estemos en contacto.Muchos saludos dese las Islas Canarias amigo.

Anónimo dijo...

Hola Pato, soy Caro... leí tu post sobre el tiempo, me pareció muy interesante y me gustó el final, que puede tomarse como un cominezo, te mando un beso.

Verònica dijo...

Pato, la verdad es que los relojes muchas veces se me hicieron seres traicioneros, si, con vida que estaban ahi para marcarme finales y despedidas, a veces me sigue pasando, es algo que sigo sintiendo con un poco de rabia, pero creo que la vida consiste en ser vivida de tal manera que mientras pase casi no nos demos cuenta, es decir, cuando estamos haciendo o viviendo cosas que nos gustan el tiempo no es un problema, el problema puede ser pedir mas y mas y quererlo YA! Eso frustra porque generalmente no sucede...El tiempo no nos espera, pasa y nosotros tambien vamos a pasar, ojalà que dejemos una huella bonita, una vida vivida a conciencia y con amor. Un besote, Vero.

textkabinett dijo...

pato
de dónde es esta imagen? me pasás la referencia, me puede servir para una presentación, besitos (visitame!)