Muertos caminando sin rumbo fijo. Van más allá de un destino inmediato, buscan algo que no quieren encontrar, pero que solamente lo hacen por respetar la cotidianeidad implementada por sus cerebros pensantes. Miles y miles de pensamientos enmascarados por un mismo paso, tan atormentador, tan ruidoso y firmemente consecuente. Marcha de pingüinos en la jungla de concreto, luces a los lejos que vienen y se van, iluminando las vías de hierro de esta exprimida realidad. Bella durmiente no quiere despertar, solo intenta vivir en un sueño en donde el camino de agua cristalina refleje la tranquilidad tan buscada por esas miles de ánimas animaladas. Momentos de confrontación, cruce de miradas, egoísmo compartido. Susurran los ángeles encerrados, sus alas cortadas desplumadas por el piso alimentan la desazón, la resignación. La desesperación se vuelve tranquilidad, el salvajismo se vuelve normalidad. Cerebros reguladores mirando desde arriba, mientras las salvajes ánimas solo intentan volar. Educación ignorante, deseo errante. Ciclos diarios que vuelven a empezar, horas rápidas que tardan en llegar, solo intentan por un segundo llegar a esa luz que los devuelva a la misma realidad. |
miércoles, agosto 22, 2007
Seres
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