jueves, septiembre 20, 2007

Cielo


Inmensidad. Un leve brisa en el rostro. Una mirada superior. Cielo sin final, demasiado grande para ser real, imposible de escapar, persiguiendo a todo aquel que crea sentirse lo suficientemente pequeño como para ser atrapado. Valiente adversario, azul esperanzador, noche de inocentes en busca del punto contrastante. Brújula del aire, mínimo sentido, relajación, un punto ubicado, un todo perdido. Soledad, espacios abiertos, solo vos y yo, cielo gigante y pequeña insignificancia. Aquí estoy, dijo el valiente. Atrapado sin salida, puertas abiertas, piernas inmóviles, pensamientos maratonistas, contradicciones de la naturaleza humana. Gigante vencedor, pequeño pensante, masa ignorante, chocante. Un mapa de detalles, aquí estoy yo, en este punto llamado lugar, hogar. Manos en la cara, mirada escondida. He sido descubierto, gran ser deshumanizado, abstracto, dejame tranquilo, yo no te veo, vos no me ves, en paz entonces. La naturaleza del curioso, imposible, guerra previsible e inevitable. Guerra de miradas, muecas, sonrisas y golpes intactos. Vida es una sola, vidas son miles, punto y aparte. Cierra los ojos, un nueva noche ha comenzado, mañana será otro día, pequeño ser. El cielo estará esperando, gigante, visiblemente invisible, duerme tranquilo pequeño punto pensante, todo estará cuando despiertes, todo será lo mismo, en tu lugar, en tu punto en el espacio.

martes, septiembre 18, 2007

Tiempo


Agobiante, conciso e inquietante. Mirada que penetra, un punto en el espacio. No hay movimiento, solo desesperación. ¿Cómo me desespero? ¿Corro? Vivo. Movimiento en mis pensamientos, dureza superficial. Venas que fluyen por la roca. Lágrimas que se evaporan en el aire viciado. Leves suspiros, pulmones enmarañados. Giro circular a través de mí. No hay nadie, solo el tiempo. No se escucha, se siente. Es tan penetrante, parece un taladro que perfora cada uno de nuestros sentidos. Es insaciable, inagotable. Colectivo imaginario, parada inexistente, sonrisas burlonas en un manto paranoico. Abre los ojos, miradas reverberantes. Desesperación, gritos interiores, oídos sordos, lágrimas en los ojos en busca de lágrimas ajenas, de ayuda automática. Oscuridad total, luces que se alejan, ciclos tímidos a través de mis ojos. Sentido inútil, sensación de ser algo que nunca fue. Intentos de supervivencia, manos hechas ceniza, gota que cae de un techo soleado. Un mundo aparte, soledad manual, bendita inexistencia marcada por la desazón. Cállate. No, cállate tú.
Detén el tiempo, abre tus ojos, levanta tus parpados lacrados. Risas a su alrededor. ¿Quién eres tú? ¿Quién soy yo? Solo el tiempo lo dirá. Maldito tu eres.

martes, septiembre 11, 2007

Mujer


Criaturas salvajes caminando al pasar, pétalos de orquídeas, sensaciones que me hacen pensar. Caminante solitario no quiere escuchar, solo tu voz resulta capaz.
Caminos verdes, voces circundantes, no quiero pensar, solo quiero llorar. Tu voz es capaz, de mi alma quebrar. Lluvia fulminante, solo quiero escapar, de tus garras temibles, no quiero luchar.
Huye de mi, tremendo pesar, tu mirada es tan fuerte que no quiero mirar. Sueños indescifrables, no quiero soñar, una misma imagen suelo imaginar. Tus palabras mudas lastiman mi amar, basta mujer, detiene tu andar. Y si mis ojos no dejan de llorar, mi corazón dejará de palpitar, tristeza sublime, corazón desaforado, infierno angelical. Tus alas levantan vuelo, tu tridente atraviesa mi existencia, deja ya de llorar, tremendo animal, primavera otoñal, comienza a resucitar. Da vuelta la página, corazón inmortal, una nueva batalla has de librar. Poder celestial, déjala en paz, no tiene la culpa, de su llama inflamar.
Salado es mi mar, no puedo nadar, mis ojos la fuente, naturaleza fluvial. Y si encuentro aquel pétalo, en medio del mar, sabré que tu piel, nunca se irá.