La caja mágica sonando al compás de los dedos de oro. Sensaciones cercanas, rondando a nuestro alrededor como moscas en un acalorado día de primavera. Ojos abiertos observando hacia todas partes, pero específicamente hacia ningún lugar. Una simple hoja, tan grande, tan inmensa, tan blanca como la más pura de las mujeres. Encerrado en un fuerte abrazo, dedos rozando nuestros brazos, buscando palabras que nos identifiquen y que nos hagan sentir aquello que nunca supimos crear. Voces del más allá, tan cercanas y tan profundas, invisibles a nuestros ojos, visibles a nuestro corazón. Imágenes enlazadas generando un sentido inspirador. Historias paralelas, tan comunes, tan originales. Encerrados en un mundo, tan pequeño, tan gigante. Capaz de descubrir los milagros de esta vida, propia y ajena, una gran contradicción, un complejo mural de ladrillos blancos. Encerrado en este cuarto, tan rico, pero a la vez tan doloroso. Palabras que vuelan, difíciles de enhebrar, solo quiero inspirar a esas voces del más allá, tan cercano y tan real. Largo puente movedizo, una luz en el final, palabras brillantes enceguecedoras, ojos entreabiertos caminando y cayendo a la vez. Pequeños sonidos confusos provenientes de los pequeños orificios de ese gran mural. Un mundo detrás de la cortina, una gran red de murales con ladrillos blancos. Solo busco dar sentido a esas herramientas tan maravillosas. Comunicar, sentir, vivir algo más allá de nuestro propio orgullo. Mejor transmitir y no esperar, porque la espera trae esperanza y la esperanza solo es un ladrillo más. |
miércoles, agosto 22, 2007
Encierro
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2 comentarios:
Em quantas paredes da memória restam apenas o sonho e a desistência? De quantos muros saltamos porque já abandonamos a inocência? Provavelmente esperar é a esperança de sonhar outra vez.
no me dejas de sorprender!
groso blog!
abrazoo
Ari
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