En tiempos de emociones que se emocionan intensamente o de Minions
que buscan villanos, que exista la
posibilidad de ver otro tipo de historias animadas ayuda a descubrir que hay
vida más allá de Hollywood. Las retrospectivas son una buena oportunidad para
recorrer la obra de directores que se definen tanto por sus películas como por
su filmografía completa, y también para ver en pantalla grande aquellos filmes
que por su cualidad artística merecen ese tipo de exposición. Además, si en
esta propuesta está involucrado el maestro japonés Hayao Miyazaki, mucho mejor.
A lo largo del mes de julio en la renovada sala de cine del Museo Nacional de Bellas Artes (Av.
Figueroa Alcorta 2280), a solo 30 pesos, se exhiben ocho de los once
largometrajes que este animador, director, guionista, productor de animé y
creador del mítico estudio de animación Studio
Ghibli realizó a lo largo de su carrera. Dentro del abanico de opciones, se
incluye su última y magistral película “Se levanta el viento”, que este año se
estrenó comercialmente en Buenos Aires y fue proyectada al aire libre durante
el BAFICI.
La animación que presenta Hayao Miyazaki desde hace más de
40 años, que se caracteriza por su belleza visual y por su carácter artesanal,
no solo está destinada a chicos, sino también a jóvenes y adultos que pueden
entender, además, la complejidad temática de las historias. La búsqueda de paz,
la protección de la naturaleza y -como se puede ver también en su último filme-
ciertas críticas al pasado imperialista de su país, son algunos de los ideales
que suelen reflejar los héroes o heroínas que protagonizan las películas.
Pero sobre todas las cosas Miyazaki tiene la capacidad de
crear mundos, de apelar al rincón más fantástico de su imaginación -ayudado por
la riqueza de la mitología japonesa- para presentarnos criaturas extrañas,
tiernas o terroríficas, que no parecen de este universo, pero que representan y
reflejan pensamientos más que terrenales. La presencia de lo onírico también es
recurrente en estas obras, lo cual facilita la inclusión de elementos
fantásticos en la imaginación de los personajes y representa simbólicamente sus
deseos.
A pesar de que en 2013 anunció su retiro como director de
animación para su estudio, el realizador de películas como “La princesa
Mononoke” y “Mi vecino Totoro” se mantiene activo con algunos proyectos
vinculados al Museo Ghibli, que exhibe todo tipo de material (libros, esculturas,
proyecciones) basado en el mundo de la animación. En los últimos días se dio a
conocer la noticia de que Miyazaki se encargará de un cortometraje realizado
íntegramente con la tecnología digital CGI, algo que llama la atención ya que
siempre trabajó con animación tradicional.
El reconocimiento del mundo Hollywood le llegó recién en
2001, cuando ganó un Oscar por su película “El viaje de Chihiro”. Y este año, a
raíz de su retiro y como compensación ante la indiferencia que sufrió durante
tantos años por parte de la Academia de cine estadounidense, recibió el Oscar
honorífico, que suele premiar la trayectoria de grandes figuras de la historia
del cine.
Todo aquel que no conoce la obra de Miyazaki tiene la
oportunidad de verlo en pantalla grande durante los fines de semana de julio.
Una propuesta más que interesante para aprovechar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario